domingo, 19 de agosto de 2012

19. Huánuco... Las Lagunas de Shismay (Parte 2).

Día 03 de diciembre de 2006, era mi segundo día en Huánuco y tenía que madrugar ya que el día anterior los tiempos no fueron los mejores y no pude recorrer la ciudad. Eran 6am, salí en busca de un nuevo desayuno para luego enrumbar hacia Shismay, lugar del que había leído un poco y donde sabía que habían lagunas, así que fui al paradero de colectivos para la iniciar la excursión.
7am, ya estaba en camino, el viaje duraría cerca de 45 minutos. En la carretera hacia Tingo María, tomamos el desvío en Esperanza y de ahí no paramos de subir, pasando por Malconga y Paucar, para finalmente llegar a Shismay. Baje y lo primero fue ir a la Casa Hacienda Shismay para buscar que alguien me oriente sobre cómo llegar a las lagunas. Aquí después de tocar por varios minutos, apareció un conserje, a quien le pedí que me contacte con un guía lugareño que pueda acompañarme en mi caminata. De paso aproveche y le pedí que me cocinara algo para el regreso, eran 8am y estimaba regresar pasado el medio día, momento perfecto para recuperar fuerzas con un buen almuerzo y de paso conocer la casa hacienda que funcionaba como hospedaje.
El conserje, me llevo hasta una cancha de futbol donde había muchos chicos jugando, le pasó la voz a uno de ellos, y ahí me lo presentó, hablamos sobre la ruta y las lagunas; y al mismo tiempo, le ofrecí un justo pago por su guiado, el acepto sin mucha vuelta, y antes de salir, uno de sus amigos se sumo a la excursión, así que a falta de un guía, tenía dos. Empezamos la caminata y los primeros en recibirnos fueron un grupo de cerdos, una madre y sus pequeños cerditos. Un poco mas allá, como bienvenida, todos miraban, ovejas, toros y vacas... al parecer sabían que no era de ahí, así que ante la pose y fijas miradas, tome la foto de rigor.
La mañana estaba algo fría, y como la temporada de lluvias ya había empezado, se sentía la humedad. Inicialmente seguimos por una carretera afirmada, para luego seguir caminos de herradura, el clima no parecía el optimo, ya que había mucha nube y niebla, pero seguro se despejaría en el pasar de las horas, aun era muy temprano. Paso a paso subíamos, todo muy tranquilo, cada vez mas alto, y poco a poco los rayos de sol empezaban a pedir permiso para pasar… las vistas eran de sierra viva, no los típicos fondos de parcelas amarillas o cerros color tierra, sino todo verde, como diciendo que estábamos cerca a la puerta de ingreso a la selva…
El camino se hacía algo más complicado, estábamos andando al costado de un riachuelo, por un borde 20 cm, así que un mal paso y no la contabas. La vista era gratificante, valía todo el esfuerzo que uno hacía, cada pisada, cada gota de sudor. Después de 2hrs de caminata en subida constante, llegamos a la primera laguna, una muy pequeña, y 30 minutos después llegamos a la laguna principal que servía de represa para toda la zona. Subimos el pequeño muro de contención, al lado de una salida de agua que formaba una catarata, y tuve una vista fantástica, un espejo de agua delante de mí. Era mi segundo día y seguía descubriendo más de Huánuco… un lugar increíble para visitar.
Estuvimos allí cerca de 45 minutos, descansando y disfrutando del lugar. Luego empezó el retorno, le pedí al guía que cambie de camino para tener otras vistas, y así fue, bajamos por una pendiente de pasto serrano, era la única zona amarilla, así que el contraste con el fondo verde, formaban una imagen inolvidable. Ya de regreso en el Pueblo de Shismay, me cruce nuevamente con los cerdos, que dormían de forma simpática, tome algunas tomas mas y fui directamente a la casa Hacienda Shismay, donde me esperaba mi almuerzo. Era poco antes de la 1pm, así que estaba en hora para continuar con la excursión.
Luego del buen almuerzo, pude visitar las habitaciones del hospedaje para poder recomendarlo y quien sabe regresar en un futuro. Al final, el conserje me dijo que no era fácil conseguir un taxi o colectivo desde allí para regresar a Huánuco, así que empecé la bajada hasta el pueblo de Malconga, donde me indicó que habían mas colectivos. Bajaba lo más rápido que podía por un camino que cortaba la montaña, camine cerca de 1hr bajo el sol que ya pesaba, llegando con los pies maltrechos hasta Malconga (aproximadamente a las 3.30pm). En este pueblo espere en una esquina a que pase un colectivo que finalmente llego después de 30 minutos.
En cuanto llegué a la ciudad, sin dudar tome un taxi para llegar a Kotosh y su Templo de las Manos Cruzadas, y es que a ver ido hasta Huánuco y no visitar lo que tal vez es el centro arqueológico mas reconocido de la zona, era como un pecado para mí. Llegue a Kotosh y le pedí al taxi que me espere. Baje y logre ingresar con las justas por que estaban por cerrar. Felizmente, había un grupo que acababa de empezar el guiado, así que me sume y escuche todo lo que comentaba el guía, dentro de lo cual, lo mas resaltante fue el significado de las manos cruzadas (que era el de la unión de un hombre y una mujer) y del Apu, en forma de un puño, que era parte de los Dioses de la cultura.
Estuve en Kotosh por unos 25 minutos, y luego regrese al centro de la ciudad para hacer un último recorrido por ella. Con cámara en mano, visité la Iglesia de Sebastián, el Puente Calicanto (una increíble obra de finales del Siglo 19), La Catedral (donde esa última noche escuche Misa), la arbolada Plaza de Armas y la Iglesia la Merced.  Finalmente, regrese al hotel para alistar mis cosas ya que al día siguiente muy temprano continuaría mi camino hacia la selva. Esa noche, mientras ordenaba todo, me di con la sorpresa de que mi mochila estaba rota (aparentemente sucedió en el bus), así que compre hilo y aguja, y empecé con la faena. Al final solo quedaba dormir para despertarme casi de madrugada y caminar hacia el paradero de colectivos hacia Tingo María, lugar para nuevas aventuras.

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