jueves, 20 de septiembre de 2012

20. TINGO MARIA – La Puerta de Ingreso a la Selva...

Me desperté muy temprano, salí del hotel con dirección al paradero de colectivos hacia Tingo María, camine algunas cuadras, llegue, pague, puse mi mochila en la maletera y partimos. Eran 6.30am, la sierra empezaba a desaparecer, el amarillo de los sembríos cambiaba poco a poco por el verde vegetación. En el carro íbamos el chofer y 5 personas, todos algo apiñados, el viaje duraba 2 horas aprox. así que no importaba, yo me dedicaba a ver el cambio de terreno y naturaleza… Luego de algunos kilómetros, llegamos al Túnel Carpish, que tras pasar sus poco mas de 400 metros, todo el paisaje cambio, empezaba la selva. Todo estaba lleno de vegetación, mucha montaña verde y paredes de piedra. Era increíble como luego de pasar este túnel el ecosistema cambiaba tan radicalmente. Casi como un abrir y cerrar de ojos, fue pasar de Sierra a Selva. Yo solo disfrutaba.
Cerca a las 8.30am llegamos a la ciudad de Tingo María, no había tráfico, y había un aire de tranquilidad que me inquietaba, me hacia recordar esas ciudades de las películas donde todo es muy tranquilo pero que a espaldas de uno se vive en delincuencia, tranza y mala vida. Camine algunos metros hasta el Hotel que me recomendaron, donde me registre y guarde mis cosas, ya que quería salir cuanto antes a visitar la ciudad.
En el hotel me contactaron con Denis, un guía de turismo que me hizo una interesante oferta de tour full day. Por lo que sin pensar mucho y sin más opción, nos fuimos en su moto-taxi a transitar por todo lugar turístico posible en Tingo. Empezamos casi a las 10am, el primer punto era el Mirador de donde veías toda la ciudad. Eran unas 6 cuadras de ancho por 10 de largo, según el guía era todo Tingo María, así que perderse en la práctica era imposible. Al lado derecho tenía el rio Huallaga en el fondo la bella durmiente y el cerro cotomono, era como una ciudad luchando para hacerse espacio en la naturaleza.
Ya con las fotos de rigor y en la moto-taxi, fuimos hacia el serpentario de la zona, sería mi primer acercamiento con las serpientes, así que había algo de temor… una vez dentro, todas los animales están enjaulados excepto algunos monos en los arboles cercanos. Mientras pagaba, Denis (mi guía) le decía al guía del lugar que me dejara agarrar una, así que empezó la visita, y la persona sacaba todas las serpientes de sus jaulas, les agarra la cabeza y la cola y me las mostraba, en general yo no quería agarrar ninguna, pero mientras me explicaba, uno de los tips fue: si la serpiente tiene cabeza triangular es venenosa, así que casi al final de la visita me dio para agarrar una serpiente no venenosa, y pude sentir toda la fuerza que tiene en el cuerpo, prácticamente luchaba por liberarse de mis manos… fue una experiencia diferente y atemorizante, porque así no tenga veneno letal igual mordía y podía hacer daño. Finalmente, me dijo para entrar a una jaula bastante grande, yo entre sin preguntar, y una vez allí, me dijo que era la Jaula de una Shushupe,  que estaba entrelaza en un árbol,  y que tenga mucho cuidado. En ese momento, el temor me invadió, pero me lo iba tragando, y es que la Shushupe es una de las víboras más grandes del mundo, mide un mínimo de 2.5 metros y tiene un potente veneno. Había escuchado muchas historia sobre esta víbora y creo que uno debe respetar la selva y la naturaleza, así que sin más tome una foto y salí más rápido de lo que entre.
Ya afuera, nuevamente en ruta y con la mente llena de historias de serpientes que acechan a hombres, no daba paso sin ver si había alguna víbora, ya sea en el jardín, maleza o árbol cercano. Estuve un poco paranoico, pero debía continuar. La siguiente parada, un mirador opuesto al que visite, así que había más vistas espectaculares, sobre todo por la cercanía del cerro cotomono.
Saliendo de allí, fuimos en busca de la Cueva de las Lechuzas,  pero antes había que parar en las Aguas Sulfurosas de Jacintillo, un lugar apacible de aguas turquesas en medio de la selva, una vista insuperable pero de olor desagradable. Unas fotos y continuamos. Pasamos el puente Monzón, y algunos metros mas allá llegamos a la entrada de La Cueva de las lechuzas que pertenece al Parque Nacional Tingo María. Entre solo, mi guía esperaba. Desde la boletería se venía una gran montaña verde (que es la Bella Durmiente), pero en sus faldas podías ver, escondida en la vegetación, una entrada oscura.. Ahí estaba la famosa cueva.
Camine unos metros. Subí unas escaleras, mientras unas mariposas celestes, muy grandes, volaban muy cerca de mí. Ya en el ingreso, tienes que tener una linterna para poder ver algunos detalles, así que había un niño que hacía de guía y tenía su linterna, por 5 lucas me explico todo. Aquí lo importante era ver las figuras que forman las estalactitas y estalagmitas, que al final de cuentas para mi eran lo mismo. Pude observa la formación de un monje rezando, un elefante, el nacimiento de Cristo, una lechuza, entre otras formaciones. Por supuesto el lugar estaba lleno de murciélagos, pero pocas lechuzas, que al parecer se escondían un poco más adentro. La cueva tiene un camino hecho de madera, así que no te puedes perder, solo debes seguirlo. Ya terminado el pequeño recorrido, regrese a la moto-taxi, esta vez para dirigirnos la Cueva de las Pavas.
En el camino, y aun sin haber almorzado, pude tomar una gran foto a la Bella Durmiente, y luego parar en un recreo que estaba formado por aguas de un rio que pasa debajo de la carretera por unas alcantarillas, que fungen de trampolín o resbaladera, se veía muy divertido, pero no había tiempo para quedarse a divertirse allí. Pasados algunos kilómetros, llegamos a la zona conocida como cueva de las pavas, donde había que caminar y subir unas escalinatas, para finalmente llegar a un lugar de mucha tranquilidad, había restaurante a las orillas del rio de aguas cristalinas, un lugar espectacular para descansar y relajarse. Aquí almorzamos y conversamos con los pobladores de la zona, así que me seguía nutriendo de cómo vive la gente en Tingo María en medio del ánimo de querer salir adelante y el yugo del narcotráfico y trata de blancas.
Finalmente, ya para terminar el recorrido fuimos a las Cataratas de Santa Carmen, una visita infaltable para cualquier turista. El acceso no es complicado y es un lugar hermoso. La caída de agua forma un paisaje que es imborrable, ahí le pedí al guía quedarnos más tiempo para poder disfrutar y relajarse un rato. Fue en ese momento que el guía me empezó a contar un poco sobre la zona y el turismo, me decía que había mucho turismo sexual y que muchos llegan a Tingo Maria para busca de eso. Me conto muchas historias, que no podría reproducir, pero finalizo diciendo que si quería me conseguía compañeras para la noche. Así que me dejo la idea volando por la cabeza. Veremos que pasa, le dije.
Luego de ello, nuestro último punto fue un centro de rescate de animales, y es que en lugares como Tingo María, hay mucho tráfico ilegal de animales e insectos, por lo que a este centro iban todos los animales que son rescatados o quitados a estos traficantes. Muchos de estos animales están dañados, por lo que ahí los curan para luego liberarlos nuevamente en su hábitat natural. Aprendí muchas cosas ahí y por su puesto deje mi colaboración al parque. En el lugar había Monos, Guacamayos, Tucanes, Osos de anteojos, los Cotomonos, entre otros. Estuve muy cerca de los animales así que salieron buenas tomas. Termine feliz.
El tour termino cerca a las 5pm, y estaba un poco cansado de tanto sudor y bochorno. Me di un baño, para luego salir a buscar algo de comer y acostarme temprano, ya que al día siguiente el camino continuaba. Esa noche, creo que fue la noche mas cálida que he pasado en mi vida, sude todo el tiempo, dormí con el ventilador encima mío y felizmente que no pedí la compañía ofrecida por el guía, sino me hubiera consumido en sudor. A media noche empezó la lluvia fuerte, con truenos y relámpagos incluidos, así que el sueño tenia banda musical de fondo. Solo quedaba arrullarse en sudor y despertar temprano para partir rumbo a Aguaytia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario