sábado, 6 de abril de 2013

26. Ica, Paracas y Huacachina con Martita


Era el verano del 2007, mi querida Tía Tere había llegado de Argentina junto con una amiga Bonaerense a quien solo conocía de nombre. Recuerdo que unos días después de su llegada, mi madre me dijo que Martita (amiga de mi tía) quería viajar conmigo, que le había contado de todos los viajes que había hecho y que quería que la lleve a conocer el Perú. La verdad, inicialmente no le tomé mucho interés, porque a veces la gente dice cosas por la emoción del momento y no muchas veces las cumplen, así que continué con mí día a día.
En esa misma semana, un día viernes en una reunión familiar, recién pude saludar a mi querida Tía y ponerme al día con algunos detalles de su vida y la de mis primos en Buenos Aires. Poco después me presentaron a Martita, quien después de un cálido abrazo y con acento argentino, me dijo: y Che, Cuando viajamos??.. a lo cual respondí: cuando tú quieras soy materia dispuesta.

Martita era una mujer de unos 60 años, muy divertida, con un espíritu aventurero envidiable y sobre todo muy cariñosa. Ella había viajado por buena parte del mundo siendo esposa de un Diplomático, por lo que tenía muchas experiencias de vida que compartir, pero estaba seguro de que con su visita al Perú se llevaría algo muy diferente, no solo por que días antes había llegado a Machu Picchu (con un viaje organizado por mi Padrino Jorge Servat, quien nos dejo hace algunos años) llenándose de una energía especial y única, sino también por la cálida bienvenida que mi familia Andrade le había dado, haciéndola sentir como un miembro más de nosotros.
Yo desde el primer momento que conversamos, me sentí conectado. Era como si fuera una amiga de hace mucho años, casi como familia. Nunca lo entendí, fue una química pura. Sin embargo, mis expectativas de viaje se diluían entre mis bolsillos vacios, por lo que tenía que buscar una excusa para no viajar, y al mismo tiempo no quedar mal con Martita.


Mientras conversamos de los destinos como Huaraz, Huancayo, Trujillo e Ica, yo al mismo tiempo pensaba como iba a financiarlo, tenía la mente partida en dos. Ella escuchaba atenta mientras pasaban los minutos de explicación de tiempos de viaje y posibles itinerarios, terminando finalmente por elegir la opción de Ica, ya que ella solo disponía de un fin de semana para viajar. Yo sabiendo que no tenía fichas disponibles y sin encontrar una buena excusa para evitar el viaje, acepte acompañarla.
Esa noche de Viernes, al despedirnos, acordamos en que iría a mi casa a primera hora del día siguiente para iniciar el trip, siendo grande mi sorpresa cuando me dijo que no me preocupe por nada, que ella me invitaba el viaje dado que sabía que yo no lo tenía programado, lo que me dejo un poco más tranquilo, y es que ella era así, desprendida y sin complicarse la vida por sandeces.

Amaneció, ya era sábado 24 de Febrero, alisté mis cosas y solo esperaba por la llegada de mi compañera de Viaje, que si bien se retrasó un poco, salimos en cuanto se pudo. La primera pregunta que le hice fue, como quería viajar sin Cheap, Standart o Lujo, ella me respondió que lo haga a mi manera.
Con esa consigna, tomamos un taxi hacia la Panamericana. Decidí tomar un Soyuz, mas conocido como la combi entre Lima e Ica por sus incontables paradas en la ruta. Ya en el paradero del Trebol, habremos esperado máximo 30 minutos para embarcarnos. Subimos al bus y casi al final encontramos asientos juntos felizmente. Si bien habían unas caras algo sospechosas a nuestro alrededor y había leído de robos en estos buses, no me distraje mucho con eso y pensé mas en disfrutar del viaje que nos esperaba de casi 4 horas.
Ya en ruta, empezamos a conversar de nuestras vidas, las historias iban y venían, fue muy entretenido para mi, de hecho creo que yo hablaba mas porque estaba en esa etapa donde buscaba respuestas y soluciones para mi vida. Y ella lo disfrutaba porque tenía un hijo, contemporáneo conmigo, que había pasado por lo mismo, así que cada uno en su rol disfrutó de la larga conversación que duró prácticamente todo el viaje.

Llegamos a Pisco cerca a las 4pm, nos dirigimos hacia el boulevard a buscar un hotel básico, para luego de instalarnos, salir hacia al conocido restaurante As de Oro, ahí almorzamos unos tequeños, camarones, mariscos y desde luego todo acompañado de unos buenísimos pisco sours. Terminamos más que satisfechos.
Luego me llegarían buenas noticias, ya que antes de salir hacia Huacachina, me enteré que este lugar se transformaba en Discoteca por las noches, así que puse en agenda mi regreso.
Cerca a las 5.30pm, ya estábamos de vuelta en la carretera en otro Soyuz, esta vez el destino era Ica, y es que no podía dejar que Martita se vaya del país sin conocer la Huacachina, ese hermoso Oasis que tiene el desierto Peruano. Los minutos pasaban y seguíamos rodando mientras el sol se marchaba, solo esperaba llegar con algo de luz para poder apreciar el bello paisaje.

Finalmente, llegamos a Huacachina pasada las 6.30pm con poca luz, pero que aun se podía aprovechar, caminamos por el malecón y tomamos algunas fotos, para después ir al Fabricio Bar, un lugar donde había estado un par de años atrás y donde tomamos algunas cervezas.
Martita estaba mas que Feliz, una buena conversación en el viaje, un rico almuerzo y conoció el Oasis Peruano, solo faltaba un As mas para completar el Poker que llegaría al día siguiente con el tour en Paracas.
Esa noche dimos algunas vueltas mas por la plaza de Ica, compramos algunas tejas, regresando mas tarde a Pisco. De hecho estábamos un poco cansados, pero yo tenía una cita pendiente. Descanse un poco viendo un concierto del Gran Fito Paez, que con su música ha complementado varios momentos de mi vida,  y luego fui a buscar a Martita, quien me dio la “bendición” para la perdición nocturna y sin perder más tiempo fui directo hacia el As de Oro. Alli como usualmente pasaba en esas épocas, me sobrepase de juerga y tragos, llegando al hotel cerca a las 6am al borde a la inconsciencia.

Esa mañana nos recogerían a las 7am para iniciar el tour a Paracas, por lo que solo tenía una hora para dormir y alistarme. Recuerdo que Martita poco mas y tuvo que romper la puerta de mi habitación para que despierte. Felizmente el Tour nos espero un poco y salimos 7.30am, claro yo salí físicamente, porque mi mente aun estaba en off por la mala noche.
Llegamos al Chaco (Puerto de Paracas), donde no hubo tiempo para desayunar. A las 8.10am ya estábamos embarcados y minutos después zarpamos hacia las Islas ballestas, esta era la segunda vez que hacia esta navegación, así que cual guía personal me enfoque en ser el fotógrafo exclusivo de Martita.
Empezamos viendo el Candelabro y las zonas guaneras, para luego en el fondo ver nuestro destino, las Islas Ballestas. Una vez ahí disfrutamos de la naturaleza del lugar, observando los cientos de lobos, distintas aves volando por todas partes, pingüinos, cangrejos, entre otros. A pesar de ya haber estado allí, no me canso de observar los paisajes del lugar. Es increíble y no hay muchas palabras para describirlo, solo sentir las emociones por el momento visual.

Después de la hora y media de navegación, llegamos nuevamente al puerto, donde Martita no contuvo su emoción y dio de comer a los hambrientos Pelicanos que peleaban por un pequeño pez que estaba por soltar. Luego de esto, tuvimos cerca de 2 horas para tomar desayuno y pasear por el malecón mientras esperábamos la salida del tour terrestre a la Reserva Paracas.
A las 11.30am inició nuestro nuevo recorrido, visitando primero el Mirador de Aves, el museo de la Reserva y el sorprendente museo de la Cultura Paracas. La segunda Parada fue la gran formación rocosa La Catedral, la cual se formó por la erosión continua del viento y el mar. Es una pena, pero sería la última vez que podría verla, ya que solo 6 meses después un terremoto en Pisco la destruiría. Aquí tomamos grandes fotos y nos quedamos contemplando el lugar por varios minutos. El último punto del Tour fue Lagunillas, donde almorzamos Pescados y Mariscos en uno de los restaurantes con vista al Mar, para después subir al Mirador y contemplar la amplia belleza de la reserva.

En resumen todo un día con vistas y lugares espectaculares, la compañía perfecta de viaje, las conversaciones largas y muy interesantes, mucha diversión y risas. Sé que todo ese conjunto me ayudó a tomar ciertas decisiones en mi vida, que meses después se concretarían y marcarían los cambios más importantes que iniciaron todo lo que he logrado hasta el día de hoy.

El viaje terminó y esa misma tarde tomamos el bus de regreso a Lima, donde llegamos de noche. Martita en solo 2 días había llegado a ser una gran amiga y confidente, y prácticamente parte de mi familia. Ella partió de regreso a Buenos Aires pocos días después dejándome muchas cosas buenas que recordar, yo le regalé un álbum con todas las fotos para que no olvide los buenos momentos vividos.

Ya en Buenos Aires, ella siguió con su vida teniendo lamentablemente algunos baches que superar como la muerte del hijo que tanto recordaba en este viaje. Así que este publicación va para él (Fede), que nunca lo conocí personalmente pero por medio de su Madre llegue a saber que había alguna conexión entre nosotros.
Al final un viaje no pensado ni planificado, termino siendo un éxito, creo que la vida muchas veces te lleva por lugares que no esperas pero debemos continuar con el viaje, que es una constante en la vida y disfrutar de los detalles del camino mientras se pueda, solo así se mantiene la felicidad latente hasta el final. 

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