lunes, 20 de septiembre de 2010

11. Ica... Aventuras en el Desierto...

Viajaba en un bus Soyuz de Lima hacia Ica, había salido a las 9pm aprox. por lo que llegaría a mi destino cerca de la 1am. Iba a ser mi primera vez en la ciudad de Ica. Lo más cercano que estuve de aquí fue en el año 1996 cuando viaje a Chincha para celebrar el día de la música criolla.

Llegue al terminal Soyuz de Ica y lo primero que hice fue buscar algún cuarto donde dormir, ya que mis amigas, que venían de Arequipa, habían tenido un retraso y recién nos encontraríamos al amanecer. El lugar donde me hospede tenía que estar cerca del ovalo Renan Elías (lugar por donde pasan todos los buses interprovinciales) ya que allí me encontraría con Petra y Sonja. Dormí unas 3 hrs y media en un cuarto que parecía una cárcel, tenia puerta de calamina metálica, la cual se aseguraba con un candado, sobre la cama mejor no comento, pero como siempre llevo mi sleeping, me metí dentro de él y me olvide de pensar si la cama estaba limpia o sucia. En resumen, era algo recontra barato pero como solo era por unas horas no dude en tomarlo.

Ya por la mañana (sábado), cuando empezaba a aclarar el día, salí del disque hospedaje y camine hacia el lugar de encuentro. Mis amigas llegaron cerca de las 6am y en cuanto bajaron del bus tomamos un taxi hasta la Huacachina. En realidad como dije, nunca había estado en esta ciudad, pero había revisado mapas y leído tanto sobre ella, que actuaba como si hubiera estado en allí más de una vez.

Llegar a Huacachina no tomo más de 10 minutos (realmente está muy cerca del centro de Ica) y el clima nos recibió con una niebla bien marcada y con algo de frio. Lo primero que hicimos fue buscar el hospedaje, cayendo en el Hostal Casa Rocha, donde llegamos a descansar algunas horas ya que ellas pasaron una noche incomoda en el bus y yo con mi cuarto de a luca tampoco escape de eso.

Cerca a las 9.30am me levanté y decidí salir del hostal. Ahora si, a admirar las dunas y el oasis, que empezaban a descubrirse tras la desaparición de la niebla… formando un paisaje realmente hermoso. Mis amigas continuaban durmiendo mientras yo disfrutaba del lugar y tomaba algunas fotos. Algunos turistas empezaban a subir las pendientes más pronunciadas de las dunas con sus tablas de Sandboard en mano (ya que la mañana o el fin de la tarde son los mejores momentos para practicarlo) y también empezabas a divisar mas aves volando. Huacachina empezaba a despertar.

Una hora más tarde, tomamos el desayuno mientras planificábamos el día. El sol empezaba a quemar antes de las 11am mandándonos el mensaje de que el día seria bastante cálido. Los dueños del hotel nos ofrecieron hacer tubulares, Sandboard y algunas visitas a Bodegas para hacer la Ruta del Vino, lo cual nos pareció una buena idea por lo que decidimos hacerlo cerca al medio día (la peor hora por el fuerte calor). Como teníamos una hora antes de partir, salimos a caminar por el lugar, dando una vuelta a la laguna mientras parábamos en los puestos que vendían artesanías y souveniers de Huacachina.

Pensamos que el tubular partiría del hotel, pero nos dimos con la sorpresa de que no seria así. Llego una camioneta que nos llevo hasta un punto apartado de Huacachina (no recuerdo el nombre de la zona) donde según el guía las dunas eran más altas, pero yo creo que no tenía permiso para hacer tubulares en Huacachina. Ya al llegar, solo con el hecho de ver el Carro Arenero nos entusiasmamos, así que todo comenzaba bien. Subimos y empezó la aventura. Era un vehículo para 5 personas, adelante estaba el piloto y yo, y atrás Petra y Sonja. La velocidad en las bajadas, subidas y curvas en las dunas te mantenían con un alto nivel de adrenalina, dejando que las emociones fluyan libremente. El viento mezclado con arena en la cara incrementaban la dosis de aventura, y los aparentes saltos al llegar a un pico de alguna duna terminaban llevándote casi al límite…. Fue un gran momento de diversión…

Luego de ello, vino el Sandboard. El guía-piloto detuvo el tubular en una duna alta y enceró las tablas para que tengan mejor desliz en la arena. Como siempre empezamos con la más fácil… lanzarse echado sobre la tabla lo que te permite frenar con las rodillas o piernas. Ya después de un par de prácticas, nos lanzamos parados para hacerlo como se debe…, en realidad costó mucho hacerlo, ya que la técnica no fue bien explicada por el guía, pero gracias a que tenía algunas ideas de Surf, pude bajar gran parte de la duna parado sobre la tabla. En este momento también aprovechamos para tomar algunas fotos en este desierto fuera de cualquier vestigio urbano.

Ya para terminar, subimos nuevamente al tubular y pasamos por algunos pequeños oasis que habían por la zona y dimos algunas vueltas más por las impresionantes dunas del desierto Iqueño. Lamentablemente, dado que estuve filmando durante la aventura en tubular, mi cámara se averió porque se lleno de arena, pero ahí no acabo todo, Petra perdió su cámara en el desierto, aparentemente se le cayó mientras dábamos las vueltas. Así que al final se perdieron grandes fotos y nos quedamos sin poder seguir haciéndolas.

Regresamos cerca a las 2pm para almorzar. Nos sentamos en el único restaurante que tiene una terraza en la misma laguna. Que recuerde no fue caro y la comida tampoco fue mala. Luego de ello nos tiramos a descansar en la arena por poco más de 1hr, cerca de la orilla del oasis. Ya casi al final de la tarde, salimos rumbo a las bodegas de Tacama y Ocucaje donde nos explicaron el proceso de producción del Vino. También estaba incluida una degustación o cata de los productos, así que terminamos algo embriagados ya que además compramos una botella de vino para terminarla, entre los tres, ahí mismo.

Ya de regreso, decidimos quedarnos en el centro de Ica para conocerlo y comprar algunas cosas. Fue aquí donde a una de mis amigas se le ocurrió la idea de conseguir un poquito de Yerba, así que en la plaza preguntamos por ella, nos dijeron que esperemos, que la traían en unos minutos, pero al final el supuesto microdealer nunca llegó, por lo que las ganas de mi amiga quedaron en ganas y continuamos el camino con algunos sixpack de cervezas para la juerga nocturna.

El hostal aparte de tener una pequeña piscina, tenía un bar llamado ‘Fabrizio’, aquí prendieron una fogata por lo que aprovechamos en calentarnos un poco mientras conversamos y tomábamos algunos tragos. Ya un poco más tarde preferimos estar en la habitación tomando más tranquilos mientras esperábamos a mi amigo Javier que llevaría de madrugada ya que había salido a Arequipa para darnos el encuentro en huacachina.

Javier llegó casi de día, así que nos levantamos todos para empezar el domingo temprano, ya que ese mismo día, luego del almuerzo, debíamos partir a Lima para pasar la última noche que sería la despedida de todos. Esa mañana en Huacachina, nuevamente se veía la niebla y después empezó a salir el sol con fuerza, tratamos de hacer algo más de Sandboard en la duna detrás del hostal y pasear por el lugar. Cerca a la 1pm, fuimos al terminal de Soyuz donde compramos el pasaje más caro, 23 soles vs el normal de 18 (cual era la diferencia?: algunos centímetros mas de espacio entre tu asiento y el siguiente, entiendo era el servicio diferenciado de la empresa. Lo más curioso, es que en el bus solo había 4 asientos con este espacio incrementado, todos los demás eran normales).

Para el almuerzo, volvimos al mismo lugar frente al oasis de Huacachina, ya que los mozos eran bastante atentos y entretenidos. Luego de ello, arreglamos nuestras cosas y volvimos al terminal, saliendo de Ica a las 4pm para llegar a Lima cerca a las 8pm. Fuimos directamente a mi casa donde dejamos las cosas y salimos para que mis amigas realicen las últimas compras de su viaje por el Perú.

Una vez que termino el shopping, fuimos a algún restaurante con buena barra, para recordar y conversar sobre todos los buenos momentos de aventura y amistad del último mes, de hecho con alguna onda emotiva por la despedida, ya que Javier partía hacia Argentina, para continuar sus estudios, y mis amigas regresaban a Alemania. Este viaje acababa entre la tristeza del adiós y la alegría de lo vivido con grandes amigos; Lo bueno es que al final quedaron muchas energías para emprender nuevos caminos de aventura y turismo… y seguir conociendo el Perú.

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